El 2 de julio de 1951, en San Petersburgo, Florida, Mary Hardy Reeser recibió la visita de su hijo, el Dr. Richard Reeser, en su apartamento. Mary le había dicho a su hijo que había tomado dos sedantes suaves que se usaban principalmente para calmar a los pacientes antes de la cirugía. 

También le había dicho que planeaba tomar dos más antes de acostarse. Más tarde esa noche, se quedaría dormida en una silla tapizada por última vez, ya que sería víctima de un aparente incendio en la casa.

A la mañana siguiente, la arrendadora de Mary, llamada Pansy Carpenter informó haber olido humo alrededor de las 5 am, pero no fue sino hasta las 8 am cuando fue a entregarle un telegrama a Mary en que volvería a oler el humo y comenzar a preocuparse. 

Descubrió hollín en el pasillo y el pomo de la puerta que conducía al apartamento de Mary estaba demasiado caliente para agarrarlo, por lo que solicitó la ayuda de pintores de casas cercanos para entrar en el apartamento. 

Lo que encontraron dentro del apartamento fue realmente horrible: los restos de Mary Reeser. Según los informes, su cráneo se redujo al tamaño de una taza y también quedaron partes de su columna vertebral, pero lo más aterrador fue que el pie izquierdo de Mary se encontró todavía en su zapatilla de satén negro con la piel sin quemar. El resto de sus restos habían sido incinerados por completo.

Lo que hace que este caso sea extraño fue el aspecto de su entorno. Para que un cuerpo sea incinerado, el cuerpo debe arder a 3000 grados Fahrenheit durante tres o cuatro horas; sin embargo, de alguna manera, el área circundante de su silla y el resto de su apartamento no se vieron afectados. 

Las paredes no tenían marcas de quemaduras y no mostraban signos de quemadura o pintura quemada. Los interruptores de luz se derritieron, pero los enchufes aún funcionaban completamente. 

Los candelabros se habían derretido, pero sus mechas estaban erguidas y una pila de periódicos cerca de la silla no estaba dañada. Los vecinos de Mary tampoco sabían del incendio.

FBI finalmente declaró que Mary había sido incinerada por el efecto mecha cuando la ropa de la víctima absorbe grasa humana derretida y actúa como la mecha de una vela. 

Como era una usuaria conocida de pastillas para dormir, plantearon la hipótesis de que se había quedado inconsciente mientras fumaba y sin querer prendió fuego a su ropa de dormir. Sin embargo, todavía se especula el hecho que haya muerto por combustión humana espontánea.

De hecho en ese tiempo, el  antropólogo físico Wilton M. Krogman cuestionó los informes del FBI descartando el efecto mecha y afirmando que era improbable que el apartamento quedará intacto luego de una incineración.

Más bien, Krogman deslizo la posibilidad de un asesinato, la incineración del cuerpo en un crematorio y luego la puesta del cadáver en la casa usando equipos portátiles de calor para aparentar la combustión espontánea.

Esta hipótesis nunca fue corroborada por la policía y el caso siguió sin ser resuelto.


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